¿Cómo tratamos a nuestros semejantes?

etología cognitiva

Así pues, cuando se habla de derechos de los animales no se está hablando del derecho a voto de una vaca, del derecho a un proceso justo de un cerdo de guinea, o del derecho a libertad religiosa de un gato, sino del derecho de un animal a ser tratado con respeto como individuo con valor inherente.
Tom Regan

 

A pesar que ha aumentado significativamente el interés acerca de la situación de los animales no humanos,  el tema no logra despegarse de las cuestiones de forma, generando distancia entre la proposiciones que permitirían generar ideas de fondo que se orienten en el diseño e implementación de acciones y políticas que permitan el cambio en los patrones de cómo los animales humanos perciben y consecuentemente tratan a los no humanos.

Gran parte de la preocupación del mundo autodenominado “animalista”, cuyo ideario se proyecta a través de los medios de comunicación, están relacionadas mayoritariamente con la situación de “las mascotas”, de los “animales” en cautiverio, de los explotados, en una clara referencia a aquellos que están más cercanos a los animales humanos urbanos y que por esa razón se encuentran en un peldaño más cercano a sus intereses y a veces afectos.

Básicamente a través del trabajo de activismo han conseguido sensibilizar a la autoridad a que apruebe ciertas normas que, si bien representan cierto avance, en definitiva son respuestas cosméticas frente a un entorno cuyo fondo está aún dominado por una visión especistaEspecismo. Término acuñado por Richard D. Ryder y que se refiere a la discriminación contra aquellos que no están clasificados como pertenecientes a una o más especies. Oscar Horta, la entiende como la injustificada y desventajosa consideración del trato a aquellos que no son clasificados como pertenecientes a una u otra especie en particular. y bienestaristaBienestarismo. Iniciado por Jeremy Bentham y consolidado por Peter Singer. Postula que es moralmente aceptable el uso de los animales no humanos (ANH) por parte de los animales humanos para alimento, vestir, entretenimiento, experimentación con ellos, y en general toda actividad en que sean utilizados y/o explotados, siempre que se evite el sufrimiento innecesario. , que es sin duda la gran cuestión que es preciso revisar y naturalmente cambiar.

En lo cotidiano se encuentran muchos ejemplos de este escenario. Gran parte de los humanos que se declaran animalistas o “defensores de los animales”, no tienen ningún inconveniente en mantener una dieta en base a “alimentos” de origen de animal no humano, lo que en sí demuestra una enorme contradicción, yo defiendo a los perros pero me alimento de los otros y consecuentemente me hago parte de la otra realidad, de la vida de maltratos, torturas y asesinatos que llevan los animales no humanos, cuyo objetivo no es divertir a los animales humanos, sino que forman parte de la gran mayoría que son explotados, torturados, obligados a trabajar y a ser parte de un proceso productivo en el que participan como insumo.

Un número significativo de personas actúa de manera especista, señalando que siente un gran respeto por los derechos de los animales no humanos, sin embargo aprecia las carreras de caballos, de perros, el deporte del polo, las jineteadas, el rodeo o que los perros sean sometidos a las torturas que deben resistir en el entorno de las policías y fuerzas armadas, donde son obligados a adiestramientos en base a indefensión y  a cumplir trabajos que violentan el sentido de su vida.

Una considerable masa cree que los “animales” son felices cuando son obligados a practicar “deportes” como el rodeo o el agility,  que no son más que instrumentos que les generan grandes dosis de stress, dolor físico, impotencia y disfunciones emocionales permanentes.

Las escuelas de veterinaria son en la forma y el fondo especistas,  ignorando ex profeso que los animales no humanos son cognitivos, emocionales, empáticos y neuroafectivos y no otorgando importancia alguna que son agentes morales y en consecuencia poseedores de derechos.

Las escuelas de veterinaria son además bienestaristas, traspasando a sus formandos la visión que los animales no humanos, como insumo que son, deben ser cuidados en beneficio de los humanos, de esta manera la especialidad de producción animal tiene como objetivo producir futuros cadáveres sanos, que no se constituyan en vectores de infecciones o sindromes y estudiando las formas en que su vida sea corta y que su muerte genere un lucro creciente.

La jurisprudencia mundial, salvo contados casos, los considera bienes muebles y en consecuencia son parte del patrimonio de un animal humano que tiene potestad absoluta sobre su vida y su muerte.

Que los animales no humanos no hablen, no piensen como humanos ha favorecido un conjunto de acciones por parte de la sociedad de los humanos que, en esencia los califica como cosas.

De esta manera tanto las religiones, principalmente las monoteístas y parte de la filosofía occidental, especialmente proveniente de la visión kantiano – tomista, se ha referido tradicionalmente a ellos como seres sin derecho a tener espacio en el mundo de los humanos, por la sencilla razón que no son parecidos a los humanos y como expresión tautológica bajo circunstancia alguna pueden ser considerados agentes morales, generando de esta forma, las bases del antropocentrismo que tan naturalmente aceptan y fomentan las sociedades de humanos, llevándonos a vivir la era del antropoceno.

Contrario sensu, la investigación en etología cognitiva de las últimas décadas ha demostrado la falacia de tales afirmaciones. Los animales no humanos sí son poseedores de emociones, de sentimientos, sensaciones y valores.

A través de la resonancia magnética se ha demostrado que son las mismas zonas del cerebro, en animales humanos y no humanos, las que se colorean cuando son estimuladas para determinar la existencia de emociones. A su vez centenares de trabajos en cognición y empatía, han demostrado sin duda que la mayoría  de los seres vivos no son instinto y hábito como indica la vieja escuela de la etología clásica, sino por el contrario son cognición, empatía, afectividad. Diversas especies escalan en grados de empatía, demuestran altruismo más allá de las imágenes que muestran los reportajes que se presentan en televisión, comprensión, apoyo, justicia y en consecuencia deben ser considerados agentes morales.

En los últimos años se han desarrollado extensas líneas de investigación en torno a las formas en que los animales no humanos perciben el entorno y son capaces de generar respuestas inteligentes a los estímulos de éste e incluso han demostrado grandes procesos evolutivos que han puesto principalmente a los mamíferos en el camino de generar vocalizaciones avanzadas, muy cercanas al habla, y al entendimiento del vocabulario de los humanos, concepto que ha sido descrito como el fast mapping.

Es indudable que la investigación en etología cognitiva tiene un largo camino por delante, pero una cuestión es simple de indicar y es que no podemos seguir tratando a los animales no humanos de la forma en que los hemos tratado hasta ahora.

Es imprescindible desarrollar un cambio profundo que ponga fin a los principios antropocentristas, especistas y bienestaristas y que genera un nuevo entorno basado en la no discriminación, el respeto y la comprensión que todos tenemos idénticos derechos, particularmente el de una vida digna.

 

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