Existen muchos estados afectivos relacionados con los niveles profundos del cerebro, pero las semejanzas entre las emociones humanas y las de los no humanos son verdaderamente remarcables.
Jaak Panksepp
Como la gran mayoría de las noticias demoledoras, estas ocurren sorpresivamente. Uno de los más importantes neurocientíficos del mundo ha partido a temprana edad, dejando un extenso legado no sólo entre quienes nos sentimos sus seguidores, en la comunidad mundial de la neurociencia y particularmente en el gran mundo que se ha comprometido con los animales no humanos ante la brutal arremetida del antropocentrismo, ideología comprometida seriamente con el triunfo del androceno.
Jaak Panksepp representa junto con Antonio Damasio y Joseph Le Doux, los principales aportes al estudio de las emociones en animales, con la sutil diferencia que los estudios del profesor Panksepp se orientaron a los mamíferos, especialmente los no humanos.
Su trabajo en neurociencia no sólo debe ser considerado un extraordinario aporte al estudio del afecto y las emociones, sino que literalmente es una revolución cuyas consecuencias están cambiando brutalmente la visión que los animales humanos tenían acerca de los animales no humanos, particularmente los mamíferos.
Independiente de su extenso curriculum, expresado entre otros, en más de 450 publicaciones, docenas de libros, conferencias y la formación de una escuela de pensamiento que ha trascendido a los principios de la neurociencia, su aporte más destacado, a nuestro entender, es la creación del principio de la neuroafectividad.
En 1998 publicó el libro Affective Neuroscience, el cual marcó a las nuevas generaciones de investigadores en diferentes áreas del estudio de los animales no humanos, incluyendo sin duda a los biólogos, etólogos, filósofos morales, psicólogos y otras disciplinas en este holístico mundo del conocimiento.
Esta enorme publicación, que marcó el principio del fin del pensamiento behaviorista (conductista), demostraba sin lugar a dudas que los animales, humanos y no humanos, compartimos un cerebro con características extraordinariamente semejantes, al punto que la espantosa visión antropocéntrica que el hombre (no el humano) es el centro del universo y que en consecuencia todo aquello que sea distinto al hombre es una cosa a su disposición, quedaba sin sustento académico.
A través de estudios realizados de resonancia magnética, Jaak Panksepp, demostró que son idénticas zonas del cerebro (en animales humanos y no humanos) las que se colorean cuando son incentivadas quedando meridianamente claro que los animales no humanos, al igual que los humanos, tienen intensos procesos afectivos, emocionales incluyendo aquellos que en los humanos se pierden tempranamente como la empatía y el altruísmo.
En sus palabras, no existe dudas de la presencia de amplios sistemas emocionales en la mente de los animales no humanos y su base está expresada en lo que el denomina las seis emociones que compartimos humanos y no humanos y que serán revisitadas en otros artículos, el miedo, la más básica de los emociones la cual ha permitido la sobrevivencia de los individuos y las especies; la ira, a su juicio la más tóxica de las emociones que compartimos; la búsqueda, la emoción más evolucionaria cuyas raíces se encuentran en los estudios del triune brain de McLean, casi con semejante intensidad que el cuidado maternal (care), cuya expresión se expresa en el cariñoso cuidado maternal hacia el hijo, emoción cuidadosamente estudiada especialmente en los estudios sobre el apego, quizás la emoción más representativa que demuestra el “error de Descartes”; el dolor moral (grief), que a juicio de las escuelas del instinto, sólo está presente en humanos, que a juicio de Descartes sólo la ostentan quienes poseen la glándula pineal y la maravillosa expresión del juego, que impresionó tan positivamente a Darwin.
Sin duda, el gran aporte de Panksepp ha sido el de demostrar que no existen las especies superiores, todos contamos con un cerebro que nos iguala, que nos une por la presencia de emociones semejantes, muchas veces expresadas con mayor intensidad en animales no humanos que en humanos.
Jaak Panksepp ha contribuido en forma notable al conocimiento acerca del comportamiento de los animales no humanos. Su demostración que al contrario de lo que afirman las viejas escuelas behavioristas y las olvidadas ideas de Watson y Skinner, los animales no humanos son poseedores de consciousness y emociones, que son expresadas a través del afecto, la empatía y el altruismo.
Consecuentemente abrió un amplio campo de estudio acerca de las capacidades intelectuales de los “animales”, su cercanía a las características de los humanos, su permanente evolución y el desarrollo de la inteligencia.
A partir de Panksepp nadie que estudie seriamente la relación interespecífica podrá ignorar estos principios y con certeza cambiará definitivamente las percepciones cartesianas, kantianas y religiosas de nuestros semejantes.
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